El profesor John Brookfield, especialista de genética de la evolución de la Universidad de Nottingham (Inglaterra), a quien se planteó la adivinanza, dijo que la cosa estaba para él absolutamente clara.
El organismo vivo en el interior del huevo tenía el mismo ADN, que el animal en el que luego se convertiría, por lo que "la primera cosa viva que podemos calificar sin temor a equívocos miembro de esa especie es el primer huevo".